31 agosto 2014

EL CAMINANTE DEL CIELO




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¿Cuál es el secreto 
ignoto que escondes 
cómo un fantasma?

¿Cuál es el don 
que te ha concedido 
el Olimpo para esconder 
y mostrar las palabras?

¿Por qué cruzas del silencio 
al fragor del verbo
ora tímido, ora descarado?

¿Quién te ha concedido
la dádiva que desconcierta
mis sentidos?

Nunca un mortal 
podrá entender
la sabiduría erudita 
de tu alma divina,
nunca un hijo del hombre
podrá entender 
los caprichos de un semidiós
que como un fauno 
hunde sus patas en el barro 
dibujando sus huellas
que moldean tus pasos 
como un equino desbocado.

¿Quién dio a luz la brisa
que raspa como un esparto
tus cabellos, Dánae, Etra?
¿o eres un nefilim 
o un Caminante del Cielo?

¿Quién osa a ponerte 
los espejos?

¿Dónde quedó la semihumanidad,
en una tina vacía de silencios
o en un cáliz con sed de Dios?