17 marzo 2015

FINA INDIFERENCIA







Ayer el tiempo
se ha parado
en la opacidad
de cada curva
que equilibra
tu cuerpo,
dibujando el firmamento
en tu vanguardia
un quebrado reflejo
de mi
sin ti.

Has embebido,
urgiendo los labios,
un veneno
escondido
en tus manos,
igual que un frío invierno,
los trazos torcidos
de las entrañas
que se escabullen
como un pez
hacia el fondo
que oculta el deseo.

Y he vuelto a sentir
la abulia
que se clava
en nuestros ojos;
entre el ser
y la nada
hay un espacio
vacío en el que se encuentran
las frías miradas
que cortan el tiempo
en dos o en tres miajas.

He vuelto a recordar
los descalzos pies
que suben a la montaña
con la fe puesta en el movimiento
que separa en dos esta ventana
y, tal vez,
en los besos de tu almohada
germinan las palabras
que se esconden hoy
en las gargantas.