Pintadas de arrebol las amapolas
se agolpan por cientos en las riberas,
miro su desdén moviéndose en olas.
Céfiro ababol, dulces primaveras.
Acarician el viento en aleluyas,
con donaire y pasión se contonean
hurtándonos las almas que hacen suyas,
desnudan el aire y se pavonean.
Se abren nuestros ojos con amor
rompiendo los silencios su realeza,
delicias alimentan su candor.
Tan frágil y galante es su belleza,
tan grácil su forma, rojo alcanfor,
tan fácil descubren su sutileza.